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Reflexiones de la Pascua Joven (2015)

Cada vez que se termina alguna de las experiencias que nos posibilita el colegio me queda siempre la misma sensación nostálgica: lo bueno se pasó volando, al día siguiente ya todo será diferente y volveremos   todos a la rutina. Después de estar algunos días escapándonos de la realidad –y descubriendo otra-, en ambientes llenos alegría y de momentos profundos, se me hace difícil no pensar: “¿y ahora, qué sigue?”

 

Y eso es exactamente lo que me pasó este mes, después de vivir los tres días en la Pascua Joven. Me dio vueltas en la cabeza cómo en aquél tiempo tan corto viví cosas tan profundas y valiosas que me dejaron pensando, con ganas de más, y esperando algún tipo de cierre. Durante aquellos días todos los que fuimos compartimos la vida y pasamos por situaciones que no nos suceden cotidianamente. Pasaron varias cosas que me fascinaron y aunque no entienda concretamente qué fue lo que tanto me gustó, siguen creciendo mis ganas de volver a estar ahí.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otras veces, con anteriores experiencias, me quedé solamente con el momento en general, y con la belleza que tenían en sí mismas, sin detenerme a pensar por qué las había disfrutado tanto. Esta vez hubo algo especial.

 

Después de las reflexiones y los momentos de oración entendí no solamente la Pascua, sino todas las cosas que viví de la mano del colegio, de mi familia y de mis amigos. Situaciones en las que la pasamos bien y nos da pena tener que dejarlas. Momentos que disfrutamos por las personas con las que lo compartimos, por las cosas que hacemos, por los lugares en los que estamos. Entonces concluí en que justamente en esas circunstancias es en donde más sentimos a Dios presente, y por eso hubo un sentimiento diferente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A partir de esto, me convencí que si se busca a Dios, se lo puede encontrar también en la rutina y en lo cotidiano. En los momentos que no siempre tomo en cuenta de su presencia. En las cosas lindas de la vida en general. Y si lo pienso bien, finalmente me doy cuenta de que Él está en todo. Acompañándonos a todos en cada día.

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